Cuando comencé con esta serie de entradas sobre mis CDs
favoritos, no lo hice con ningún orden, pero si lo hubiera tenido que hacer,
casi sin ninguna duda uno de los primeros puestos sería para el album que nos
ocupa, los tres tríos con piano de Brahms, por Julius Katchen (piano), Josef
Suk (violín y Janos Starker (violonchelo).
Es uno de los casos en los que me cuesta hablar solo de la
versión, porque es que la música es de las que más me gusta, emociona y llena.
Casi toda la obra de cámara de Brahms es excelente, pero en los trios alcanzó
un nivel excelso.
Y los intérpretes... comenzando por Julius Katchen,
justamente su album con la música para piano solo de Brahms es contemplado como
una de las referencias discográficas. Y en estos trios la parte de piano está
interpretada de manera magistral: consigue una ligereza increíble en la
concentrada e incómoda escritura de Brahms, resaltando en cada momento lo más
importante. Y eso es mucho más importante cuando estás tocando con dos
instrumentos de cuerda, cuando si no tienes cuidado puedes sepultarlos
literalmente en una enorme maraña sonora.
Janos Starker no es el más expresivo de los violonchelistas,
su manera de tocar es concentrada y algo distante, pero en estos discos parece
que se contagia de sus compañeros y consigue momentos de gran belleza.
Pero quien (a mi entender) destaca es el checo Josef Suk. No
habiendo sido un solista que gozara de la fama de otros, me es difícil
encontrar un sonido de violín más bonito, redondo, terso y puro. Su vibrato es intenso
y variado, y su expresión es realmente emocionante.
Escuchemos el comienzo del Trio nº 1 en Si menor:
Tras unos pocos compases de piano solo, de una claridad
increíble, Starker comienza con un cierto abandono, una cierta reserva, como
dosificando su expresión para lo que vendrá después. Cuando en 0:42 comienza el
violín toda la contención desaparece, y Suk es todo generosidad de sonido,
amplitud y belleza.
Escuchemos ahora un fragmento del tema y variaciones del
segundo trio en Do M.
Tal vez sea mi movimiento preferido. En La menor, es una
melodía preciosa, triste, pero de una tristeza sana, como esperanzada... Bien,
está claro que no me sé expresar mejor. Mejor, escuchadlo. Los dos instrumentos
de cuerda, tocando con una compenetración increíble, y el sonido de Suk es de
una belleza increíble. Como ejemplo, fijaos en el pequeño rubato del minuto
1:09. La manera en que Suk destaca su primera nota, adelantándola ligeramente y
prolongándola, es un detalle de su enorme calidad y expresividad. O el
apasionado diálogo de la cuerda en 2:14. O la extrema delicadeza con la que
acompañan al piano en la segunda variación (a partir del minuto 2:52).
El siguiente ejemplo es todo lo contrario:
En este tercer movimiento del mismo trio, todo es ligereza y
claridad. Y eso es enormemente difícil con la escritura pianística de Brahms,
os lo aseguro.
Para cambiar, el comienzo del 3º Trio, en Do menor, es casi
orquestal:
Junto con la explosión sonora del comienzo, con su escritura
en dobles cuerdas y amplios acordes, contrasta la sencillez del segundo tema,
en 1:11, tocado en octavas por la cuerda, de una manera espléndida.
Y acabo con el 2º movimiento de este 3º trio. No he podido
resistir ponerlo entero, no sabría por donde cortar:
Movimiento misterioso, con la cuerda con sordina, es una
maravilla de escritura. Es increíble la manera en que Suk y Starker acompañan a
Katchen con sus dobles cuerdas en pianísimo, o el fragmento central con sus
diálogos de pizicatti, o en la reexposición, cuando la cuerda lleva el tema
(minuto 2:04). Toda una lección de música de cámara, qué manera de dialogar,
pasarse el tema de uno a otro, de construir toda una frase de manera coherente
pese a estar tan fragmentada en los tres intrumentos. Una delicia.
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