La verdad es que incluir entre mis CDs favoritos una caja
con 10 discos tiene algo de trampa, así cualquiera; pero en este caso ha sido
así, las Sinfonías "con título" de Haydn por Neville Marriner han
figurado siempre ente mis grabaciones preferidas, y es por ello que las he
seleccionado para esta sección.
Empezando por la música, si me referí anteriormente al papel
de Haydn en la consolidación (ya que no creación) del cuarteto de cuerda, algo
similar ocurre con sus sinfonías. Realmente Haydn no inventa nada, pero
consigue que la Sinfonía pase a ser, de un divertimento intrascendente, a un
tipo de pieza con un gran contenido musical perfectamente establecido. A partir
de él, como pasó con el cuarteto, la Sinfonía pasó a ser una forma predilecta
de los compositores a la hora de expresar sus ideas. Adquirió, por así decirlo,
la mayoría de edad.
Dentro de su extensa producción de sinfonías hay un gran
número que ostenta un título. La razón de ello fue absolutamente comercial, y
obedece al deseo de sus editores de atraer más público a una serie de sinfonías
que ya gozaban de bastante prestigio. Los títulos, pues, no son invención de
Haydn, y en muchos casos son de tipo descriptivo o más abstractos, por sugerir
una cierta situación o estado de ánimo. Esto, que pudo ser una ventaja en su
tiempo, en la práctica hizo que muchas otras sinfonías sin nombre ni apellidos
se quedaran más olvidadas, pese a se de una calidad similar o superior a muchas
de las que nos ocupan.
En estas sinfonías están todos los rasgos del mejor Haydn:
un ingenio increíble, humor en algunas ocasiones y una gran originalidad pese a
ajustarse a una forma bastante estricta.
En cuanto a la interpretación, pues Marriner y su Academy of
St.Martin-in-the Fields consigue unas versiones impresionantes. Voy a intentar
sintetizar a continuación qué factores de estas interpretaciones contribuyen al
resultado final.
En primer lugar, las dimensiones de la orquesta. Se nota que
se trata de una orquesta bastante reducida, por el sonido de cada sección y el
equilibrio con los instrumentos de madera y metal. Lógicamente, en las últimas
sinfonías hay más cuerda que en las primeras, y en las primeras Marriner añade
un cémbalo como apoyo al bajo continuo. Con estas dimensiones de orquesta se
consigue una mayor claridad y transparencia que las versiones que se solían
hacer en la época en que se grabaron. Fue, pues, un cambio importante.
La rítmica de Marriner y su ASMF es siempre muy acusada.
Aparte de la elección de los tempi, bastante rápidos en general, destaca la
cuidadísima acentuación y articulación, que consigue una limpieza de líneas
impresionante. Una perfecta elección de los golpes de arco en todo momento es
esencial, y los ingleses, que siempre han destacado por su disciplina y
profesionalidad en todas sus orquestas, consiguen una manera de tocar elegante
y con un enorme brío. Se nota que Marriner fue un excelente violinista él
mismo, y consigue exactamente lo que quiere en todo momento.
La articulación es, pues, muy clara, y en todas las
secciones de instrumentos. Está claro que en la cuerda aguda es más fácil
conseguir la claridad, pero Marriner lo consigue también con los instrumentos
graves. Así, los chelos y contrabajos suenan compactos, acentuados cuando hace
falta, y con una resonancia muy controlada. Algo muy diferente, para hacernos
una idea, a las grandes orquestas alemanas, donde la parte grave es poderosa y
redonda, un gran apoyo al resto de la orquesta. La ASMF tiene un sonido más
leve, con el apoyo justo en la parte grave, y una parte aguda enormemente
virtuosa y limpia de articulación.
Os voy a poner unos cuantos ejemplos de estas versiones. En
lugar de poner lo más conocido, como el susto de la sinfonía
"Sorpresa", o el movimiento que da nombre a las sinfonías "del
Reloj" o "Militar", voy a poneros otros.
Como ejemplo de las sinfonías más tempranas, este es el
comienzo de la nº 45, "Abschied" (los adioses):
Escuchamos el cémbalo, que apoya a los bajos, y nos podemos
dar cuenta ya del perfecto equilibrio con los vientos, la limpia articulación
de los bajos (por ejemplo, en el diálogo del minuto 0:30 con los violines) o la
cuidada planificación dinámica en 0:45, la manera en que va creando tensión
hasta el momento de los choques y retardos entre los violines un poco más
tarde.
A continuación, el allegro que sigue a la introducción lenta
de la sinfonía nº 73, "La chasse"(la caza)
Destaca la limpieza de articulación al comienzo, incluso
cuando entran vientos y bajos en el minuto 0:15. Escuchemos las limpísimas
notas cortas de bajos y oboes, y también el poderío de los violines en 0:25,
junto con un perfecto equilibrio con los vientos.
Otra característica de la ASMF son sus excelentes solistas.
Escuchemos a su concertino, la fantástica Iona Brown, en una de las variaciones
de la sinfonía nº 103, "Drum Roll"(redoble de timbal)
Una manera de tocar absolutamente elegante, con el vibrato
justo y un arco limpísimo, consiguiendo una variedad de articulación
imaginativa y muy musical. ¡Qué gran violinista fue!
Otro ejemplo, en este caso el último movimiento de la
sinfonía nº 82, "L'Ours"(el oso)
Hasta ahora he hablado mucho de la cuerda, pero escuchemos
en el minuto 0:10, la excelente rítmica de los vientos, con el ligero fagot, el
clarísimo timbal o la limpieza de las trompas en su incomodísimo registro
agudo. Todo perfectamente equilibrado, sin destacar en exceso. O, en el minuto
0:31, la explosión y el entusiasmo de la sección en forte, con el contrapunto
entre las diferentes secciones.
Por último, para que no todo sean movimientos rápidos y
chispeantes, os pongo el comienzo del tiempo lento de la nº 83, "La
Poule"(la gallina)
Nos sirve como ejemplo para demostrar que Marriner no sólo
cuidaba los movimientos rápidos. En este movimiento destaca, en primer lugar,
el tempo escogido, no muy lento, pero que en ningún momento suena precipitado o
intrascendente. Y, sobre todo, la gran expresividad que consigue, algo
realmente difícil en Haydn, donde si te pasas puede sonar excesivamente
romántico.
Unas excelentes versiones de estas sinfonías. Es una lástima
que no siguieran grabando las que no tienen título, porque se habría convertido
en la integral indiscutible de la obra sinfónica de Haydn.
Al hilo del comentario de las sinfonías, me han dado ganas de volver a escuchar la del redoble, ya que siempre me ha gustado mucho.
ResponderEliminarEl comienzo de los timbales me sigue pareciendo sobrecogedor y lleno de misterio. Tuvo que causar sensación en aquel tiempo. Y, ese Andante lleno de color.
En fin, una maravilla. Y un placer leer tus observaciones.
Un saludo
En efecto, también es una de mis sinfonías preferidas. Cada vez me gusta más Haydn...
ResponderEliminarY gracias por comentar.