Talks with Emanuel Hurwitz, 82 years with the violin - Riki Gerardy
Para la mayoría de gente, incluso entre
violinistas, el nombre de Emanuel Hurwitz no les dirá absolutamente nada. Tan
sólo para gente algo friki como yo, que gusta de repasar las listas de
intérpretes de CDs, le recordará a alguien. Porque lo curioso es que su nombre
aparece en diversas formaciones camerísticas y orquestales muy diversas.
Violinista británico, de ascendencia rusa, nació en 1919 y falleció en 2006, y
en realidad fue una figura destacable en la profesión musical inglesa durante
una gran parte de su vida. Como concertino de la English Chamber Orchestra o de
orquestas como la New Philharmonia, como leader del Hurwitz Quartet o el
Aeolian Quartet, como miembro del Melos Ensemble y como profesor.
Yo le recuerdo en algunas grabaciones
como los Concerti Grossi de Haendel con Leppard, la integral de Haydn con el
Aeolian o sus magníficas grabaciones con el Melos Ensemble: el Septimino de
Beethoven, la Trucha y el Octeto de Schubert, etc. Volviéndolas a escuchar me
encuentro con un violinista sensible, con un sonido precioso, variedad de
vibrato, una articulación y mecánica clarísimas, y una sensibilidad y estilo
exquisitos en la música de cámara.
El presente libro, aunque escrito por
Riki Gerardy, prácticamente es una larga cntrevista o diálogo con Emanuel
Hurwitz, donde nos relata sus experiencias durante su larga carrera: la gente
con la que ha trabajado, montones de anécdotas la mar de divertidas e incluso
un apartado con algunos consejos técnicos para violinistas. A mi entender lo
más interesante sería que hace un retrato de lo que era la vida de un
violinista "de a pie" en aquellos tiempos, en el agitado mundo
musical de Londres. Un violinista que, al fin y al cabo, periódicamente durante
su carrera tuvo que regresar a la música de cámara , verdadero amor de su vida.
Tanto en el cuarteto como en el fabuloso Melos Ensemble.
El libro, pese a ser reciente (2006) no
es muy fácil de encontrar. Mi ejemplar lo conseguí de segunda mano por
iberlibro, en perfecto estado y por poco dinero. Y, curiosamente, he tenido la
suerte de que tiene una dedicatoria manuscrita de Hurwitz a un tal Leonard.
Cosas de los libros de segunda mano. A veces te encuentras tesoros sin
esperarlo.
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