sábado, 7 de marzo de 2015

Mis CDs favoritos (16): Bach, Sonatas y Partitas (Gil Shaham)


El presente disco ha resultado una auténtica sorpresa. He pasado, sucesivamente, del "Pero ¿qué demonios estaba pensando este tío para tocar Bach de esta manera?", pasando por "bueno, la verdad es que no está nada mal", acabando por "¿por qué no?". A ver si consigo explicar mis sucesivas reacciones.
En primer lugar, los tempi. Muy rápidos, rozando en lo grotesco en algún que otro movimiento. En especial, las tres fugas de las tres sonatas están tocadas a una velocidad endiablada:



En una entrevista, él defiende que las toca a un tempo parecido a obras similares de Bach para teclado o para orquesta. Y en cierto modo es cierto, si cogemos obras de una construcción similar, se suelen tocar bastante más rápidas. Pero claro, es que Shaham parte con ventaja, porque tocar esas fugas a esa velocidad está al alcance de muy pocos. Ni en violín moderno ni en versiones historicistas hay ninguna versión que se le acerque. Tal vez la rompedora versión de Zehetmair tiene algún parecido con la presente. 
Lo mismo pasa con movimientos de danza de las partitas: las sarabandes son bastante poco monumentales, las danzas más rápidas (Menuet, Bourrée, Gavotte) también tienen bastante sentido. La célebre Chacona, por ejemplo, le dura unos escasos 11 minutos, mientras que la media está entre 14 a 16 minutos en la mayoría de los violinistas. Y eso son muchos minutos...



Técnicamente, la versión es irreprochable, como se espera de un virtuoso como Shaham. Su manera de atacar los acordes está a medio camino entre las versiones más tradicionales y las más historicistas. Porque esa es otra característica de la presente versión: no acaba uno de situarla en un lugar u otro. E igual es que no hace falta encasillarla: Utiliza la afinación moderna, supuestamente utiliza un arco barroco (aunque por lo que se escucha es difícil de creer), la articulación es ligera e incluso se permite el lujo de hacer ornamentaciones en repeticiones, ritornelli, etc. Ornamentaciones, eso sí, muy bien estudiadas, no hay nada de improvisación. Porque, en realidad, Gil Shaham es un violinista muy cerebral, que planea mucho las cosas, hasta que llega a una decisión y se ciñe a ella. 
No quiere decir eso que sea una versión fría, ni mucho menos. Los movimientos lentos de las Sonatas, por ejemplo, están llenos de vida, y las figuraciones rápidas que contienen están tocadas con una gran libertad, un sentido musical muy adecuado.

En resumen, tras escucharlo de una manera más detenida, he llegado a la conclusión que apunté más arriba: "¿por qué no?". No se me ocurrirá recomendar esta versión como la definitiva de estas obras; se me ocurren varias de diferentes estilos mucho más recomendables (Ehnes, Szeryng, Grumiaux, Perlman, Podger, Zehetmair, etc.), pero en todo caso es una versión que vale la pena escuchar, porque de hecho es una lectura muy diferente de lo que existe por ahí, y una vez se supera el rechazo inicial por las velocidades, es muy interesante y muy musical, que es de lo que se trata. Porque para grabar por enésima vez estas obras de una manera aséptica, ciñéndose a la letra y sin hacer algo realmente personal, ya el mercado está bastante surtido.