He de comenzar diciendo que no soy muy partidario de las
transcripciones: en principio, un compositor compone para un instrumento o
agrupación determinada, y el intérprete o arreglista debería pensárselo dos
veces antes de intentar "arreglar" nada.
Pero como, afortunadamente, nada es o blanco o negro,
existen excepciones, o más bien ocasiones donde una transcripción es
permisible, aunque no mejore el original. Parte de la música de Bach se presta
admirablemente a ser transcrita, en especial algunas obras para teclado. La
manera de escribir de Bach, con su extraordinario contrapunto, supone que cada
voz individual de ese contrapunto tiene una entidad propia como voz melódica, o
sea, no se trata de que una voz hace la melodía y la otra acompaña. La importancia
de todas las voces hace que, si se "desdobla" la partitura de teclado
entre varios instrumentos, no se pierde nada en absoluto, e incluso a veces la
claridad de voces es mayor. Por ejemplo, sus invenciones a dos voces o
sinfonías a tres voces se pueden separar fácilmente en dos o tres instrumentos
sin apenas conocimientos de instrumentación, y el resultado es muy bueno.
A esto hay que añadir que, en la época, el sentido de la
autenticidad de la instrumentación tampoco era un valor tan absoluto, a menudo se
instrumentaba de nuevo una obra según los ejecutantes que tenían a mano. Aparte
de que el propio Bach aprovechó algunas de sus obras orquestales o de cámara
para transformarlas en sinfonías u oberturas de cantatas. El Preludio de la 3ª
Partita para violín solo acabó transformado en una sinfonía para órgano,
trompetas y cuerda, nada menos. Y lo mismo en varios conciertos de Brandemburgo
o para teclado. Sus mismos conciertos para teclado se supone que fueron
adaptaciones de conciertos para violín, oboe, etc. Por no hablar de las
transcripciones que nizo el propio Bach de obras de Vivaldi, Marcello, etc.
Toda esta justificación anterior viene al caso del CD que
nos ocupa, que es la adaptación de las Variaciones Goldberg para trio de cuerda
que realizó el violinista Dimitri Sitkovetsky. No voy a descubrir ahora lo
maravillosa que es esta obra, compendio magistral del arte de la variación, o
como transformar un tema en 30 maneras distintas, cada una con su propio
carácter. Y todo en un conjunto armónico increíble, en ningún momento
fragmentado o repetitivo.
La transcripción es mucho más elaborada de lo que dije
anteriormente en el caso de sus Invenciones o Sinfonías. En las Variaciones
Goldberg no están tan claramente delimitadas las tres voces, y se ha tenido que
hacer un trabajo bastante minucioso para destinar cada nota a cada instrumento.
Y el resultado es muy bueno. Sin añadir absolutamente ninguna nota que no
estuviera en el original, la impresión final es que la obra resulta en su nueva
instrumentación.
La interpretación está a cargo del mismo Sitkovetsky, junto
al viola Gerard Caussé y al chelista Mischa Maisky. Curiosamente tuve la
ocasión de escuchar esta obra a estos mismos intérpretes durante mis años de
estudiante, en un festival en Torroella de Montgrí (Girona), aproximadamente en
la misma época en que lo grabarían, y guardo un recuerdo de aquella ocasión tan
especial: aquella música, en aquella iglesia... realmente fue un momento
emocionante.
Existe una grabación en youtube, en otro escenario, que será
de la misma época. El sonido no es del todo perfecto pero vale la pena verla:
Os voy a poner algunos ejemplos del disco, que suenan
bastante mejor. En primer lugar, el Tema de las Variaciones, tocado con gran
delicadeza y con un vibrato muy comedido:
La primera variación que, como varias de las que siguen,
tiene ritmo de Polacca o Polonesa:
Realmente las voces están muy bien distribuidas, no da la
impresión de que se trate de una transcripción
La Variación nº 7 está escrita en ritmo de siciliana:
Observemos que en esta variación la viola descansa, porque
se trata únicamente de dos voces.
Una variación muy original es la 16, que adopta la forma de
Obertura Francesa, con su fugato y todo. De nuevo muy bien instrumentada:
Una de las más bonitas es la 25, escrita en modo menor. Es
una música emocionante, un ejemplo magistral del arte de la variación: es
difícil de creer que se trate del mismo tema:
Hay que resaltar, a propósito de lo anterior, que las
Variaciones Goldberg no siguen estrictamente la melodía superior, sino que se
basan en la secuencia del bajo. O sea, que se trata de una secuencia armónica
en la que todas las variaciones coinciden exactamente en las armonías de cada compás,
mientras que las otras voces melódicas son mucho más libres. El comienzo de la
secuencia del bajo es el siguiente:
De hecho, Bach compondría otros cánones sobre esta misma
secuencia, su BWV 1087. Es curioso escuchar estos cánones y reconocer la
secuencia del bajo de las Goldberg.
Otra variación muy bien resuelta es la 29, con su escritura
virtuosa:
Y el último ejemplo nos muestra el final de la brillante y casi orquestal variación 30, y la manera en la que enlaza con la repetición del
Tema. Todo un contraste, tras la plenitud de la variación nos aparece la
sencillez y delicadeza del Tema original.
Como dije al principio, no pretendo convencer a nadie de que
esta transcripción está mejor que el original, pero en cualquier caso me parece
una opción válida para tener una nueva visión de esta grandísima obra. Ya sea
en cémbalo, piano, en esta transcripción o en alguna otra, la música de Bach es
de tanta calidad que, en mi opinión, es en cierta forma trascendente; está por
encima del medio utilizado para su interpretación. Siempre, por supuesto, que
la interpretación tenga respeto por la partitura y sensibilidad musical, como
es el caso.