Bueno, y ¿qué tiene de especial este disco?. A fin de
cuentas, es un disco con un diseño muy cuidado, tocado por un joven virtuoso, y
compuesto de piezas sueltas con una remota relación entre ellas...
Y es verdad, de eso se trata. Pero hay un par de detalles
que matizan todo esto. En primer lugar, la elección de las obras: en lugar de
buscar entre lo más trillado, se han buscado piezas infrecuentes, como la
Fantasía de Carmen de Hubay, la Flauta Mágica de Mozart -Sarasate(!) o el
Caballero de la Rosa de Strauss, en transcripción de Prihoda. Aparte de otras
más famosas de Gluck, Gerswhin o Paganini.
Y en segundo lugar, la impresionante interpretación de
Shaham, que revaloriza enormemente estas "obritas" y las dota de un
gran interés.
Gil Shaham es un violinista extraordinario. Lo que más me
maravilla de él, aparte de su gran calidad técnica, es su increíble control en
todo lo que hace. Aparte de este disco y muchos más, le he podido escuchar en
recital varias veces, y también he tenido la ocasión de acompañarlo en el
Concierto de Sibelius. Y siempre me ha sorprendido el gran control de su
instrumento. No sólo es infalible, sino que en todo momento demuestra un
estudio concienzudo de toda situación: el golpe de arco perfecto, la digitación
más adecuada, la cantidad y la posición del arco para cada nota... Es algo que
también admiro en Hilary Hahn. Pero, a diferencia de ésta, el nivel musical de
Shaham me parece mucho mayor, en el sentido de que su manera de tocar se adapta
perfectamente a cada compositor. Recuerdo un recital en el que tocó una
Sonatina de Schubert y yo creo que no pasaria del mezzoforte en ningún momento,
y prácticamente en toda la obra no pasó más de medio arco. La sensación fue de
contención, de una cierta intimidad. Pero luego, tocó algunas piezas de bravura
de una manera totalmente diferente, con mucha más amplitud y desenfado. Todo un
planteamiento musical muy diferenciado.
Estas cualidades las podemos apreciar en la presente
grabación: toca Strauss con toda la gracia vienesa inimaginable, o Gerswhin con
un abandono y un "swing" muy adecuado, o Gluck con una gran pureza.
Pero escuchemos algunos ejemplos
La Fantasía sobre "La Flauta Mágica", de Mozart,
escrita por Sarasate, es una obra realmente interesante, que no conocía. Para el
que conozca a Sarasate únicamente por sus Danzas Españolas (obras que no son
nada despreciables, por cierto), tendría que buscar algo más de lo que compuso.
Y Shaham la toca muy adecuadamente, con un estilo
absolutamente mozartiano en la introducción, y con el exhibicionismo justo en
los siguientes episodios.
Sobre "Carmen" de Bizet existen numerosas
transcripciones, como la famosa y maravillosa de Sarasate o la dificilísima y
algo menos interesante de Waxman. La del húngaro Jeno Hubay es muy poco conocida.
No puede rivalizar con la de Sarasate, verdadera obra maestra, pero tiene el
interés de que utiliza otras arias diferentes:
Recuerdo también que en otro recital que le escuché tocó una
Fantasía de Carmen, pero en la que mezcló fragmentos de las versiones de
Sarasate y Hubay, y la verdad es que el resultado fue curioso.
Seguramente mi pieza preferida del disco es la transcripción
de los Valses del Caballero de la Rosa, de Richard Strauss, compuesta por el
virtuoso checo Vasa Prihoda.
Al gran nivel de la música original se une la gracia del
arreglo, y además la excelente interpretación, con toda la gracia vienesa
posible y, al mismo tiempo, con una gran seriedad, sin excesos de portamenti y
una expresión de una gran pureza.
Escuchemos finalmente, después de los virtuosísticos
ejemplos anteriores, la bella melodía de la danza de los Espíritus de Orfeo y
Eurídice, de Gluck, en la transcripción de Kreisler:
Escuchemos la expresión contenida, algo reservada, del
comienzo, venciendo la tentación de exagerar y distorsionar la serenidad de la
melancólica melodía.
En resumen, un disco que podría haber sido uno de tantos,
pero que por la combinación de un programa muy bien elegido, un diseño precioso
y una interpretación de gran nivel, vale la pena escuchar e incluso
"tener", físicamente, entre las manos. Todo un acierto.
Al leer los comentarios de este disco he creído que lo tenía, pero acabo de comprobar que es otro, precisamente de Vasa Prihoda en el que coinciden los Valses del Caballero de la Rosa.
ResponderEliminarNo conocía a este violinista y, la verdad es que, trás leer lo que dices de Gil Shasam, dan ganas de comprarlo.
Pues si no conoces a Shaham vale la pena, te lo aseguro.
EliminarUn saludo y gracias por comentar