A estas alturas me parece algo innecesario presentar estas
obras conocidísimas y verdaderos hitos en la literatura para violín solo. Tan
solo señalar que se trata de 6 obras, tres Sonatas y tres Partitas. Las Sonatas
adoptan la forma de la "Sonata da chiesa", en cuatro movimientos,
siendo el segundo de cada una de ellas una fuga. A su vez, las Partitas tienen
forma de Suite o "Sonata da camera", o sea, una sucesión de tiempos
de danza.
La gran importancia
de estas obras radica en la adaptación de formas polifónicas a un
instrumento esencialmente homofónico, o sea, que suele tocar una sola melodía.
En el violín se pueden tocar varias notas simultáneas, pero una fuga es una
forma muy compleja y adaptarla para el violín supone un esfuerzo de composición
considerable y un conocimiento increíble del instrumento.
No pretendo hacer una discografía comparada exhaustiva de estas obras. Sería un trabajo increíble, porque existen muchísimas versiones en el mercado. Me voy a centrar en las versiones que conozco más. Con toda seguridad me voy a dejar fuera muchísimas más, pero no me parece correcto hablar por hablar si no he escuchado una versión varias veces.
He dejado fuera de esta comparativa algunas versiones de
violinistas que no han grabado todas las obras, como la increíble de Hilary
Hahn, o alguna otra. También he preferido agrupar en este post las versiones
interpretada con violín moderno. Entiéndase eso de "moderno" como
versiones que no utilizan instrumentos o técnicas historicistas, ya que los
Stradivarius y Guarnerius que varios de estos violinistas utilizan no es que
estén fabricados la semana pasada... Tal vez elabore otro post con este tipo de
versiones.
James Ehnes. De las grabaciones de James Ehnes no hay que
esperar sorpresas. Realmente no se puede decir que sea un músico original o con
una personalidad propia. Pero, por otra parte, todo lo que ha grabado tiene un
nivel impresionante, tanto de ejecución técnica como de interpretación musical.
Su Bach es clásico, nada influido por las corrientes
historicistas. Los tempi son muy sosegados en los movimientos lentos y
brillantes en los rápidos. El caso es que me va a costar decir algo malo de
esta grabación...
El comienzo del adagio de la 1ª Sonata:
El tempo es amplio, pero lo que más sorprende es la
relajación con la que toca. Nada está forzado, nunca se rompe el sonido, los
acordes están equilibrados de acuerdo a la melodía. Y, en cambio, no es
aburrido; tal vez no tenga el ímpetu o la extroversión de Grumiaux o un Perlman,
por ejemplo, pero desde luego tiene mucho más sentido musical que otros muchos.
La fuga de la 2ª Sonata:
Nos puede parecer algo mecánico, como si no se llegara a
implicar del todo. Pero en realidad es que todo está en su sitio, la
planificación en cuanto a las sucesivas entradas es perfecta. El tempo es
reposado, en absoluto impaciente. Y la pura ejecución técnica es sobresaliente.
O la manera extraordinariamente expresiva en la que toca el
Largo de la 3ª Sonata:
De qué forma es capaz de sostener la melodía, levemente
apoyada de tanto en tanto por ligeras notas de acompañamiento. Y todo con un
sonido realmente bellísimo.
Y un último ejemplo de uno de los movimientos rápidos, el
Presto final de la 1ª Sonata:
Es que no hay pegas que ponerle, la ejecución es impoluta, y
todo con un ritmo estricto y las pizcas justas de pequeños rubati en sitios
destacados. Una maravilla.
Objetivamente, estaríamos ante una versión de referencia, en
el sentido de versión perfecta e indiscutible, pero al mismo tiempo muy
musical. Por señalar algo, tal vez no arriesga nada en originalidad o en buscar
algo más allá. Por poner un ejemplo, si esta versión hubiera salido en la época
de la de Szeryng, la habría desbancado sin contemplaciones.
La grabación me parece algo artificial en cuanto a
reverberación, tal vez no hubiera hecho falta tanta, ya que el sonido de su
violín es magnífico.
Su Bach está influido ligeramente por las prácticas
historicistas. Su sonido tiene a ser redondo, evitando aristas, y sus acordes
casi siempre suelen ser más arpegiados de lo que acostumbramos a escuchar.
Escuchemos, por ejemplo, la Allemanda de la 1ª Partita:
Los acordes son redondos, pero el ritmo de danza está
perfectamente conservado, y la versión es muy atractiva. El tempo es lento, y a
veces puede parecer una manera de tocar algo fragmentada.
La fuga de la 1ª Sonata:
Aprovecha también un tempo algo lento, y ello le permite
hacer más cosas: más contraste, más cuidado en cada exposición del motivo, y un
sonido siempre controlado, a pesar de los acordes.
O la magnífica manera en que hace la Corrente de la 2ª
Partita, con un ritmo de danza muy cuidado
Vemos una violinista muy madura. Se le podría achacar una
cierta cautela a la hora de enfrentarse con esta música, pero al cabo de un
rato llego a pensar que no es eso. Simplemente, su idea de Bach no es como la
de mucha gente: mucho sonido, solemnidad y brillantez. Su Bach es algo más
íntimo, y los tempi que utiliza le sirven para hacer cosas muy interesantes,
con lo que su versión es muy válida.
Arthur Grumiaux. Cuando se habla de las versiones de
referencia de las Sonatas y Partitas, aparecen invariablemente otros nombres,
como Szeryng (con toda justicia), pero la verdad es que no entiendo como
Grumiaux no está entre las elegidas. Porque realmente Grumiaux fue un
violinista increíble, con uno de los sonidos más bellos, generosos y expresivos
del violín. Y una musicalidad fuera de toda duda. Recordemos la música de
cámara que grabó. O, la verdad, cualquier cosa que tocara, incluidos conciertos
de cualquier época.
Su Bach no es una excepción: lo que en Kremer es
irregularidad, en Grumiaux es solidez, belleza y musicalidad sin complejos.
Sonido generoso, cantabile en todo momento, acordes redondos sea cual sea su
dificultad, y un ritmo perfecto.
Sus tiempos rápidos no son muy rápidos, y en cambio los
lentos son bastante ágiles. Tal vez demasiado, en algún momento.
Escuchemos el Adagio de la 1ª Sonata:
Difícilmente se puede tocar más redondo, con un ritmo tan
seguro y, al mismo tiempo, con una generosidad de sonido y de expresión tan
libre.
O el dificilísimo Adagio inicial de la 3ª Sonata:
El planteamiento dinámico es perfecto, cada nueva entrada
tiene el nivel exacto y se mantiene con su propia entidad a pesar de los
acordes y los cambios de registro.
O la increíble Bourrée de la 1ª Partita. La ejecución de los
acordes es increíble; a pesar de su dificultad todo suena redondo y pleno, sin
romperse el sonido en ningún momento:
Una versión muy recomendable, pues. Prácticamente como todas
sus otras grabaciones. Grumiaux nunca decepciona.
Lo que nadie puede negar es que Kremer es un violinista muy
personal e inclasificable. Con lo que esto conlleva de irregular, claro. Capaz
de hacer grabaciones sublimes, como sus Sonatas de Ysaye, también en otras
ocasiones uno se pregunta en qué estaría pensando cuando grabó esto. E incluso
en esta grabación de Bach hay momentos, o movimientos enteros, que están muy
bien tocados, pero en otros parece que estuviera borracho, por lo absurdo de su
concepción, su ritmo o su descuido general en cuanto a sonido, arco, etc.
Lo que está claro es que nunca te dejará indiferente. O lo
amas, o lo odias. Y a veces esas dos opciones se suceden en un corto espacio de
tiempo...
Generalmente, los tiempos más rápidos están mejor resueltos,
porque Kremer, pese a todos sus tics, tiene una técnica muy sobrada, y en los
movimientos rápidos realmente no le da tiempo a hacer cosas raras. Escuchemos,
por ejemplo, el Presto final de la 1ª Sonata en Sol m, tocada a una velocidad
endiablada, con un arrojo increíble.
O la fuga de la misma sonata, realmente bien construida y
sin exageraciones, pese a estar tocada algo rápida.
Lo que no se explica es que, por ejemplo, sea capaz de tocar
el Preludio de la 3ª Partita en Mi M de esta manera tan brillante:
para, acto seguido, hacer este 2ª movimiento, Loure,
absurdo, simplemente tocando una nota detrás de la otra, sin ningún sentido
musical aparente:
O el famoso Rondó de esta misma Partita, tocado con un arco
tan zarrapastroso y descuidado:
En esta grabación de Bach por Kremer están todas sus
características presentes, y lamentablemente abundan sus peores facetas: arco
inconsistente y descuidado, sonido algo agrio, a veces sonido superficial, sin
carne, y muchos accidentes por todas partes: golpes de dedos, la madera del
arco que pega a las cuerdas, etc. Lo que no se le puede negar es la entrega y
la valentía a la hora de tocar, y a veces eso funciona, o otras no.
Nathan Milstein. Ha sido una de las versiones alabadas por
la crítica durante décadas, pero no estoy muy convencido de ello. Por supuesto
que no soy quién para discutir la categoría de Nathan Milstein, un auténtico
aristócrata del violín, con su sonido refinado, su técnica brillante y su
expresividad muy personal. Su Bach es muy personal, y recalcaría sobre todo lo
de "Su" Bach. Porque me da la impresión de que no escuchamos a Bach,
sino a Milstein. Y eso no tiene nada de malo, la verdad.
Sus versiones son muy libres, con un rubato constante y con
una prioridad por la expresión, por encima de la perfección técnica de otros
violinistas. Escuchemos el comienzo de la Chacona:
Tras la primera exposición, con un tempo muy libre, vemos
que cada variación tiene un tempo diferente, dependiendo de la escritura, de
manera que la versión es muy viva y variada. Se le nota que hace lo que quiere
con la manera de atacar los acordes, las digitaciones empleadas, etc.
O la increíble manera en que comienza la fuga de la 3ª
Sonata, mucho más legato que otros violinistas:
En el andante de la 2ª Sonata, es increíble la manera en que
canta la melodía, con el acompañamiento incesante de la 2ª voz
Este ejemplo nos sirve para destacar la personal expresividad
del Bach de Milstein: un vibrato muy comedido (muchas notas se quedan sin
vibrar), pero una expresión constante y muy variada.
Me cuesta recomendar esta versión como una primera opción
para las Sonatas y Partitas de Bach, pero su valor es indiscutible: para mí
siempre es preferible una versión viva, que haga cosas diferentes (siempre con
criterio, claro) a una versión más perfecta pero vacía. Milstein no tiene el
inteligente planteamiento de Szeryng, o su perfección a la hora de hacer los
acordes, pero su versión es muy recomendable.
Shlomo Mintz. Vaya por delante que Shlomo Mintz siempre me
ha parecido un violinista extraordinario, pero creo que ha jugado con ventaja.
Me explico: está claro que si cuentas con el apoyo de Stern y todos sus
allegados (lo que se llegó a conocer como la "kosher nostra"), pues
no es lo mismo que si eres un buen violinista desconocido. Así, junto a
violinistas extraordinarios e indiscutibles, como Perlman, Zukerman o Shaham,
pues encontramos a Mintz, que no tiene nada que ver. Se trata de un violinista
muy completo, con uno de los sonidos más potentes que he escuchado (en una
ocasión le acompañamos la Fantasía Escocesa de Bruch y su sonido resaltaba por
encima de toda la orquesta con toda facilidad), pero con una forma de tocar
algo peculiar.
Hay detalles, como su manera de posar el arco en la cuerda,
que son muy de su escuela. Zukerman también lo hace, siempre el comienzo de su
arcada es desde la cuerda, "mordiendo" sin miramientos. Pero en Mintz
llega a ser algo exagerado, por lo repetitivo. Sus acordes, en Bach, son
excesivamente "machacados", y llega a ser algo molesto a la larga.
Otra cosa que me molesta especialmente es su manera de
concebir la afinación. A ver si me explico: en el violín no hay trastes, o sea
que el violinista tiene que situar los dedos de una cierta manera muy precisa,
porque existen muchas diferencias en una misma nota. En el piano, entre Do y Re
sólo hay una tecla. Pero el violinista es capaz de tocar muchas más notas
intermedias, diferenciando, por ejemplo, entre el Do# y el Reb. Así, han
existido violinistas, como Oistrakh, que tenían una afinación muy
"temperada" u objetiva, mientras que otros, como Menuhin o Grumiaux,
diferenciaban mucho más, y su afinación es algo más extrema. En Mintz se
sobrepasa esta última cualidad, y (a mi parecer), el resultado es molesto,
rayando en la desafinación. En el siguiente ejemplo, del Adagio de la 1ª
Sonata, se puede notar este efecto:
Algunas notas me suenan excesivamente bajas, y otras
excesivamente altas, de manera que el resultado es algo raro. Si a todo eso le
añades un vibrato algo lento y ancho, la impresión no es muy buena.
Escuchemos ahora el comienzo de la Chacona de la 2ª Partita.
Es difícil de aguantar esta saturación de sonido durante los
largos 15 minutos que le ocupan esta pieza: todos los acordes están machacados,
con la intención de tocarlos lo más simultáneo posible y, pese a que el
resultado es de un poderío increíble, como no va acompañado de una sensibilidad
muy acusada, al final molesta.
Porque esa es otra, su versión es aburrida, parece como si
su primer objetivo fuera el de conseguir decibelios, y se entra en una especie
de borrachera de sonido que poco tiene que ver con la música. Sus tempi son
bastante metronómicos y se permite poquitas libertades en ningún sitio. Así, el
emocionante final de la chacona se convierte en un insufrible estudio:
Por no hablar de detalles de grabación sospechosos, como que
el violín está afinado de una manera diferente a lo largo de una misma pieza,
como si lo hubiera grabado en días diferentes, sin tener el mínimo cuidado de
mantener la afinación. O algunos cortes chapuceros en la Chacona, por ejemplo.
Itzhak Perlman. Ya se que me repito, pero es que no consigo
encontrar una grabación de Perlman que no me guste. Ya sea un concierto
virtuoso, o romántico, o Bach, o Mozart, o jazz, o música klezmer...
Su Bach no es una excepción, y es sorprendente escuchar a un
violinista que no le hace ascos a los portamenti y a los recursos de
expresividad más variados, pero que es capaz de tocar de esta manera tan pura
la música de Bach, con tanto respeto.
Escuchemos la intensidad con la que ataca la Allemanda de la
Partita nº 1:
Un gran sonido, amplio pero nunca saturado o machacado.
Sonido de violín 100%
Su Chacona de la 2ª Partita es amplia (le dura casi 16
minutos), pero no se hace larga, por la intensidad con la que la toca.
La línea melódica está cuidada, y cada variación tiene su
carácter diferenciado, pero al mismo tiempo la pieza tiene una coherencia
increíble.
Escuchemos, por último, la forma en que hace la Fuga de la
1ª Sonata:
Una fuga pausada, sin prisas, nada mecánica, muy bien
planteada con sus puntos culminantes muy bien situados.
Es curioso, repito, ver la manera reverente con la que
Perlman se enfrenta a Bach. Se le nota un respeto increíble por estas notas.
Aparte de que técnicamente es perfecta, su interpretación es de una expresión
justa, y el sonido que saca de su violín es increíble; todo está en su sitio,
pero al mismo tiempo no hay contención: cuando tiene que expresar lo hace sin
complejos. Una gran versión, como no podía ser menos de un grandísimo
violinista.
Su versión es reposada, amplia, enormemente expresiva y de
una belleza de sonido increible. Escuchemos la Siciliana de la 1ª Sonata:
Está tocada bastante lenta, pero en cuanto dejas de pensar
en ello, todo son cosas a admirar: bello sonido, una expresión muy comedida, y
un planteamiento de las voces y los acordes muy inteligente.
Escuchamos la manera en que plantea la enorme fuga de la
Sonata en Do M:
Un planteamiento amplio, muy reposado, pero en el que cada
sujeto de la fuga queda perfectamente delimitado y separado del acompañamiento.
Todo un ejemplo a seguir.
O la manera en la que inicia la Chacona de la 2ª Partita. Es
increíble la forma en que consigue esa plenitud de sonido sin machacar (como
Mintz), con unos milagrosos acordes de tres cuerdas prácticamente simultáneos.
Una grandísima versión que, aunque ya tiene sus años (y eso
se nota en que la grabación no tiene la artificialidad ni la reverberación
de otras más modernas, es más
"auténtica"), se puede situar entre las primeras: perfección técnica,
inteligente planteamiento de la polifonía, y expresión sobria pero viva.
Al mismo tiempo muestra una tremenda originalidad, a pesar
de lo dicho anteriormente. Todo lo que hace está perfectamente pensado, y hace
cosas bastante diferentes del resto de versiones. Escuchemos, por ejemplo, el comienzo
de la Chacona de la 2ª Partita:
Claramente no está haciendo el ritmo escrito por Bach, sino
que exagera la nota corta, tocándola más corta y más tarde, como si fuera una
semicorchea en lugar de una corchea. Pero la verdad es que le va perfectamente
al ritmo de la chacona, y le da un aire mucho más danzable y rítmico, muy
diferente de las versiones serias,
llenas y poderosas al uso. Hace falta valentía para tocar de esta manera esta
pieza tan conocida.
Escuchemos también la manera extremadamente original en que
plantea la Fuga de la 3ª Sonata (en realidad, las 3 fugas):
En esta fuga tan larga y que, a menudo, cansa por su
amplitud y sólida construcción, es todo un hallazgo interpretar el tema mucho
menos sostenuto que como de costumbre, y con esa libertad rítmica tan especial
en las notas cortas.
Sus adagios, como el que abre la 1ª Sonata, están tocados de
una manera casi improvisada:
Está claro que Bach escribió escrupulosamente la medida de
todas sus notas, pero una interpretación como la de Zehetmair es muy válida,
porque toda la pieza cambia de repente, de ser una pieza solemne, a una
introducción libre e improvisada.
A veces, sin embargo, también hace cosas raras, como en el
Andante de la Sonata en La m, tocado muy rápido y de una manera algo absurda:
No se entiende nada de la clarísima escritura de Bach: una
melodía en legato y un acompañamiento entrecortado y constante. Zehetmair lo
embarulla todo y el resultado es precipitado y confuso.
Técnicamente, Zehetmair es un violinista que no tiene la
perfección de otros (la afinación no es perfecta en todo momento), pero su
enorme musicalidad hace que sus versiones sean refrescantes y nuevas. Tal vez
no una referencia, pero sí una opción muy válida
Gil Shaham. El presente disco ha resultado una auténtica sorpresa. He pasado, sucesivamente, del "Pero ¿qué demonios estaba pensando este tío para tocar Bach de esta manera?", pasando por "bueno, la verdad es que no está nada mal", acabando por "¿por qué no?". A ver si consigo explicar mis sucesivas reacciones.
En primer lugar, los tempi. Muy rápidos, rozando en lo grotesco en algún que otro movimiento. En especial, las tres fugas de las tres sonatas están tocadas a una velocidad endiablada:
En una
entrevista, él defiende que las toca a un tempo parecido a obras similares de
Bach para teclado o para orquesta. Y en cierto modo es cierto, si cogemos obras
de una construcción similar, se suelen tocar bastante más rápidas. Pero claro,
es que Shaham parte con ventaja, porque tocar esas fugas a esa velocidad está
al alcance de muy pocos. Ni en violín moderno ni en versiones historicistas hay
ninguna versión que se le acerque. Tal vez la rompedora versión de Zehetmair
tiene algún parecido con la presente.
Lo mismo pasa con
movimientos de danza de las partitas: las sarabandes son bastante poco
monumentales, las danzas más rápidas (Menuet, Bourrée, Gavotte) también tienen
bastante sentido. La célebre Chacona, por ejemplo, le dura unos escasos 11
minutos, mientras que la media está entre 14 a 16 minutos en la mayoría de los
violinistas. Y eso son muchos minutos...
Técnicamente,
la versión es irreprochable, como se espera de un virtuoso como Shaham. Su
manera de atacar los acordes está a medio camino entre las versiones más
tradicionales y las más historicistas. Porque esa es otra característica de la
presente versión: no acaba uno de situarla en un lugar u otro. E igual es que
no hace falta encasillarla: Utiliza la afinación moderna, supuestamente utiliza
un arco barroco (aunque por lo que se escucha es difícil de creer), la
articulación es ligera e incluso se permite el lujo de hacer ornamentaciones en
repeticiones, ritornelli, etc. Ornamentaciones, eso sí, muy bien estudiadas, no
hay nada de improvisación. Porque, en realidad, Gil Shaham es un violinista muy
cerebral, que planea mucho las cosas, hasta que llega a una decisión y se ciñe
a ella.
No quiere decir eso que sea
una versión fría, ni mucho menos. Los movimientos lentos de las Sonatas, por
ejemplo, están llenos de vida, y las figuraciones rápidas que contienen están
tocadas con una gran libertad, un sentido musical muy adecuado.
En resumen, tras escucharlo de una manera más
detenida, he llegado a la conclusión que apunté más arriba: "¿por qué
no?". No se me ocurrirá recomendar esta versión como la definitiva de
estas obras; se me ocurren varias de diferentes estilos mucho más recomendables
(Ehnes, Szeryng, Grumiaux, Perlman, Podger, Zehetmair, etc.), pero en todo caso
es una versión que vale la pena escuchar, porque de hecho es una lectura muy
diferente de lo que existe por ahí, y una vez se supera el rechazo inicial por
las velocidades, es muy interesante y muy musical, que es de lo que se trata.
Porque para grabar por enésima vez estas obras de una manera aséptica,
ciñéndose a la letra y sin hacer algo realmente personal, ya el mercado está
bastante surtido.
Hola de nuevo Syncmaster.
ResponderEliminarAunque tengo que leer y escuchar con más atención tu comparativa de las sonatas y partitas de Bach me gustaría que me aclararas lo de la afinación extremadamente temperada de Slhomo Mintz. Ya sé que hay esa diferencia entre, por ejemplo, el do# y el reb pero no pensaba que se llevaba a la práctica. Cuando la cuerda toca sola vale pero, ¿Cuando es un dúo de violín y piano o un concierto con orquesta?
Me han gustado mucho los ejemplos de Grumiaux y de Zehetmair, al que no conocía. Su concepción musical de la chacona me ha encantado.
También Perlmann
Tal vez me he explicado mal, pero precisamente he puesto a Mintz como ejemplo de afinación muy poco "temperada", en comparación, con Oistrakh, por ejemplo. Esta forma de afinación, a menudo llamada también afinación "expresiva" consiste en acentuar hacia arriba o hacia abajo ligeramente la afinación de algunas notas: las sensibles, por ejemplo, suelen resultar más altas, mientras que en las tonalidades menores, por ejemplo, las terceras y sextas son algo más cerradas. Así, en Sol menor, el Si b o el Mi b suenan más bajos de lo esperado. Eso, que en Grumiaux queda precioso y expresivo, en Mintz queda exagerado y llega a molestar.
EliminarMe comentas los problemas que puede haber, por ejemplo, cuando un violín toca con un piano. Existen discrepancias, y hay que llegar a un compromiso. En los unísonos, el violín se tendrá que ajustar a la afinación temperada del piano, pero en otros momentos no tiene por qué ser así, e incluso la discrepancia puede producir una mayor expresividad.
Tocando con orquesta no se produce tanto problema, porque la mayoría de los instrumentos de la orquesta son capaces de modificar ligeramente la altura de sus notas. Es más, es conveniente en algunos momentos. Un ejemplo puede ser un acorde de las maderas: un ligero cambio en la afinación de alguna de las notas del acorde puede provocar un cambio importantísimo en el aspecto final del acorde, resultando más expresivo, más chillón, más redondo, etc, por no hablar de la relación de ese acorde con los anteriores y posteriores, o con la tonalidad general de la obra. Todo un recurso que permite mucha riqueza si se emplea bien.
... y gracias por eomentar...
Ah! tengo otra duda. Escuchando el Presto de la 1ª sonata a diferentes intérpretes me da la impresión de que todos lo tocan excesivamente rápido y que además desvirtúan el compás de 3/8. Lo oigo como si fuera un 12/8. Me desconcierta un poco porque además creo que influye en esas velocidades, sin duda brillantes, pero que, a mi entender, le dan más un carácter de estudio.
ResponderEliminar¿Tienes alguna opinión sobre esto?
Bueno, yo soy pianista, aunque me gusta mucho vuestro repertorio.
Gracias
Es cierto que algunos violinistas se aprovechan de los movimientos rápidos de Bach para demostrar su virtuosismo a toda costa. Pero, en mi opinión, no toda la música de Bach es compleja y espesa, y hay movimientos de lucimiento real o incluso de virtuosismo, por lo que una cierta velocidad no les va mal. Por supuesto, hay mucha música en esos movimientos, y no debe confundirse la cosa con tocarlo mecánicamente. En las obras de teclado de Bach también aparecen movimientos de este tipo.
EliminarEn cuanto a lo que comentas del 3/8 o 12/8, es posible que tengas razón, hay muchos diseños de Bach que no se ajustan al compás escrito y cuya acentuación no tiene porqué amoldarse al compás. Estoy pensando, por ejemplo, en el preludio de la 3ª Suite inglesa para teclado. Cuando la escucho tampoco pienso en un 3/8, sino en un compás más grande, como 6/8. Me da la impresión de que a veces la escritura se le quedaba pequeña a la genialidad de Bach.
Siendo pianista, supongo que conoces, como curiosidad, los estudios que hizo Brahms añadiendo una segunda voz a este Presto de Bach, los nº 3 y 4. Son realmente curiosos:
http://imslp.org/wiki/5_Studies,_Anh.1a/1_(Brahms,_Johannes)
Hola, me ha encantado el post, éste y el segundo con las versiones más historicistas, muchas gracias. A mí particularmente me gustan más encanta las buenas versiones históricamente informadas y, a ser posible, con algo de originalidad, especialmente Podger y la anterior de Kwijken.
ResponderEliminarHe echado en falta en tu revisión a Hilary Hahn, aunque tal vez no está porque no las ha grabado todas ¿?, a mí personalmente me encanta esta mujer, y también tengo algo de Janine Jansen que es fantástico, serían una gran representación femenina para la reseña. Quien sí grabó las tres sonatas y partitas fue Josef Suk, desde mi punto de vista en la línea de los grandes sonidos y acordes llenos de Szering.
En cualquier caso interesante trabajo, gracias de nuevo y enhorabuena :)
Primero de todo, gracias por tu comentario. Efectivamente, no he incluido las versiones de Hahn y Jansen por no ser completas. Por algún lado tenía que cortar porque si contamos versiones sueltas sería interminable. Eso no quita que considere el disco de Hilary Hahn como un disco milagroso, de lo mejor que ha grabado. Una perfección insultante, un sonido redondo en todo momento y una musicalidad increíble. De la Jansen tan sólo conozco la 2ª Partita, y también me gusta bastante.
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