Yo creo que nadie puede discutir la importancia histórica de
Paganini. Tal vez no haya sido un gran compositor, sin duda. Pero su papel como
investigador en la técnica del instrumento, el desarrollo y la ampliación de la
técnica del violín que consiguió fue indudable. Antes de él estuvieron
Locatelli, Tartini, etc., pero Paganini dio una vuelta de tuerca (de hecho
varias vueltas...) y consiguió llegar a unos extremos impensables en la
técnica. Golpes de arco* novedosos, extensiones, armónicos, pizzicati de mano
izquierda, etc. Y todos estos recursos los iré comentando sobre la base de los
Caprichos.
Los 24 Caprichos para violín solo son una colección algo
controvertida. Algunos son famosos y se suelen tocar mucho, otros menos y unos
cuantos son más flojos. Flojos en el sentido de que cuesta escucharlos, porque
como estudio, son todos muy recomendables. Y tal vez sea esa la cosa, que en
realidad son estudios para violín. Algunos son muy específicos, para una
dificultad determinada, y otros ya no están tan dedicados. Es por eso que hay
algunos (1, 5, 9, 13, 14, 19, 20 y sobre todo el 24) que han transcendido a su
naturaleza de estudios y se suelen escuchar y grabar frecuentemente.
Si hubiera que destacar alguno, el 24 destaca por encima de
todos. Por una parte, es muy variado y asequible a la escucha, y por otra,
numerosos compositores se han dedicado a hacer obras inspiradas en ese capricho
(Liszt, Brahms, Rachmaninov, Lutoslawski, etc.). Porque esa es otra: la
importancia de Paganini como renovador de la técnica no se ha quedado en el
violín. Nadie duda de su influencia en Liszt, por ejemplo, que se convertiría
en un caso parecido en el piano.
Mi propósito con este trabajo no es convenceros de que todos
los caprichos son maravillosos y hay que escucharlos. De hecho, ni yo mismo
estoy convencido de ello. Pero hablaré de todos ellos y destacaré sus
características principales. Así, de paso, iremos conociendo algo de
vocabulario de la técnica del violín. Y yo creo que habrá unos cuantos
caprichos que os gustarán. No es una gran música, pero son muy interesantes y
estimulantes, aunque sea tan sólo desde el punto de vista de virtuosismo,
exhibición o puro circo...
La versión que pongo en los ejemplos es de James Ehnes.
*En violín se suele denominar "golpe de arco" al
tipo de técnica utilizada para producir una nota. Así, puede ser legato,
detaché, staccato, martellato, spicatto, ricochet, etc. Como veréis, son
nombres franceses o italianos, en su mayoría. De hecho, lo de Golpe de arco
viene del francés "Coup d'archet", mientras que los ingleses lo
llaman "Bowings". Iré hablando de estos golpes de arco conforme vayan
saliendo.
Capricho nº 1 en Mi M
La principal dificultad de este capricho es el golpe de arco, que es un ricochet sobre cuatro cuerdas. El ricochet es una arcada donde el arco rebota sobre la cuerda, basándose sobre todo en su elasticidad natural. Es como el rebote de una pelota, ni más ni menos. En este capricho, sin embargo, el rebote se realiza sobre las cuatro cuerdas, un rebote en cada una de ellas. Mendelssohn lo empleó también en la cadencia de su Concierto para violín. Es una técnica bastante difícil, porque depende sobre todo del rebote natural del arco. Aunque se puede controlar y el resultado es el que escuchamos:
Otras dificultades que encontramos (y no por ello menos
importantes) atañen a la mano izquierda. Hay muchas extensiones (o sea, que los
dedos se deben separar más de lo normal, para abarcar tesituras más alejadas) y
también dobles y triples cuerdas*, como las series de terceras** de este
ejemplo:
*Cuando hablamos de dobles y triples cuerdas quiere decir
que el arco no toca tan sólo una cuerda, sino que toca dos, produciendo dos
sonidos simultáneos. O incluso 3 y 4 cuerdas, produciendo más sonidos
prácticamente simultáneos.
**Intervalos de tercera entre las dos cuerdas. Por ejemplo,
do-mi o re-fa. La digitación de las terceras en el violín es bastante difícil y
Paganini lo lleva al extremo.
Capricho nº 2 en Si m
Capricho nº 3 en Mi m
Tras la introducción viene una segunda parte diferente, en
Mi M, escrita como una veloz serie de notas en legato*, realmente difícil.
*Legato: es un golpe de arco en el que no se toca una nota
por arcada, sino que en la misma dirección del arco se tocan varias notas. Y en
el caso de este Capricho, son muchas...
Capricho nº 4 en Do m
También tiene dos secciones que se van alternando.
La primera sección es una parte más lírica, en dobles cuerdas. Encontraremos de nuevo terceras y octavas, pero usadas en modo cantabile. Pero enseguida comienzan los problemas, con escalas de terceras en tresillos:
La otra sección, que en este caso está en Mi b M (relativa
mayor), viene con unos pasajes de dobles cuerdas realmente enrevesados, en
fusas, más rápidos que los pasajes anteriores:
Capricho nº 5 en La m
Este es uno de los famosos, y vale la pena escucharlo con
más detalle.
Comienza con una introducción con veloces arpegios y escalas en legato, que van subiendo cada vez más en el registro del instrumento, hasta llegar casi al extremo más agudo posible:
Y ahora viene una sección central en veloces semicorcheas,
en un estilo de moto perpetuo
Si ya tocarlo como está es difícil, Paganini añade unas
indicaciones de arcadas que lo hacen casi imposible, con ricochet (o rebote) en
las tres primeras notas de cada grupo.
De hecho, no todos los violinistas, ni siquiera los que he
puesto en la discografía, hacen caso de estas indicaciones. James Ehnes sí que
lo hace, y de una manera increíble.
Capricho nº 6 en Sol m
Aquí llegamos a uno de los caprichos menos atractivos de la
colección (según mi criterio, por supuesto), así que no insistiré en que lo
escuchéis completo. Su dificultad consiste en el trémolo de mano izquierda. En
una doble cuerda, mientras hay un sonido mantenido que hace la melodía, en la
otra cuerda hay un acompañamiento más rápido con notas que van alternando en
legato. No es necesario que las notas del trémolo tengan un número determinado
de oscilaciones, simplemente deben ser lo más rápidas posibles. Es algo muy
parecido al trino. Hay otras dificultades, sobre todo grandes extensiones en la
mano izquierda.
Capricho nº 7 en La m
Con ritmo de Siciliana, la primera sección está escrita en dobles cuerdas en octavas, con la dificultad ya mencionada más arriba. Hay pasajes realmente agudos que dialogan con otros más graves, como si de una escena de ópera se tratara
Luego viene otra sección más rápida con notas en staccatto
en Do M. Se llama staccatto a un golpe de arco donde se producen muchas notas
en la misma dirección, como en le legato. Pero cada una va separada de las
otras, por lo que hay que hacer unas micro-pausas entre nota y nota. De ahí la
dificultad. Este golpe de arco tiene dos variantes, cuando las notas se van
atacando desde la cuerda (como este caso) o cuando las notas son saltadas, o
sea, que el arco abandona la cuerda entre nota y nota. Ya veremos más tarde
ejemplos de este segundo caso
Capricho nº 8 en Mi b M
Este capricho tampoco es de los más atractivos. Tras una
pequeña introducción en octavas, tenemos una sección en dobles cuerdas en la
que una de las voces va haciendo notas rápidas mientras que la otra se
mantiene. Es de una dificultad extrema, sobre todo por las brutales
extensiones, pero en cambio el resultado no es que sea muy lucido, la verdad.
Aparte, habrán secciones en terceras y todo lo demás
Capricho nº 9 en Mi M
Este capricho sí que es famoso, y con razón. Se trata de un
rondó con un estribillo y un par de secciones contrastadas. En el estribillo se
alternan dobles cuerdas en el registro agudo (Paganini escribe "sulla
tastiera imitando il flauto") y en el
grave ("Imitando il corno sulla IIIª y IVª corda"). Y el
efecto es realmente brillante, parece que estemos escuchando a una pareja de
flautas dialogando con una pareja de trompas:
El primer episodio, en Mi m, está escrito como una melodía
acompañada con brilantes acordes de tres notas:
Y el segundo episodio, en La m, está escrito con veloces
escalas en legato, seguidas de un bonito pasaje en el que alterna el registro
grave con el agudo, y con notas en ricochet (rebotadas, recordemos). En este
caso, el ricochet se produce entre notas de la misma cuerda, no como en el 1º
Capricho.
Es un capricho que merece ser conocido, es de los mejores.
Capricho nº 10 en Sol m
Este es otro capricho que se escucha bien. Está dedicado al
staccatto, pero en este caso, a diferencia del capricho nº 7, se trata de una
sucesión de notas saltadas en la misma dirección del arco. El arco, pues,
abandona la cuerda entre nota y nota, y la sensación es más ligera y algo más
resonante que el staccato más "firme"
Capricho nº 11 en Do M
La introducción es una bella melodía casi operística,
acompañada de acordes aquí y allí:
Luego viene otra sección más rápida, escrita con vivaces
notas con puntillo, y cuya dificultad consiste sobre todo en el ritmo en sí,
así como en la rápida alternancia entre cuerdas distantes:
Capricho nº 12 en La b M
Este es otro de los caprichos que se hacen pesados de escuchar. Está escrito con una serie ininterrumpida de semicorcheas en legato, alternando entre dos cuerdas. A la dificultad de la alternancia se suman las grandes extensiones en la mano izquierda. Y, com ocurría con el nº 6, todo ello con un resultado no muy "resultón", valga la redundancia:
A destacar que en una de las trampas que más tarde señalaré,
Shlomo Mintz no se calienta la cabeza y lo toca todo suelto, una nota cada
arco, con lo que es muchísimo más fácil. Vaya morro...
James Ehnes, en cambio, lo hace como está escrito (y todos
los demás, vaya).
Capricho nº 13 en Si b M.
Este es de los más célebres, tal vez el más famoso después
del 24. Incluso alguien le puso título, "La Risata del Diavolo", o la
risa del diablo, por la bajada en terceras que puede sugerir una carcajada.
Recordemos que Paganini iba unido a una leyenda diabólica, leyenda que el se
cuidó mucho de desmentir...
La parte central, en Sol m (relativa menor), está escrita en
frenéticas semicorcheas que van alternando entre diferentes cuerdas, con un
gran efecto:
Y después se repetirá da capo la primera sección. Otro de
los caprichos que vale la pena conocer.
Capricho nº 14 en Mi b M
Este también es bastante famoso, y además es bastante corto,
por lo que su escucha no se hace pesada. Parece como si imitara a un grupo de
trompetas o trompas, que van entrando una después de la otra, con un efecto de
fanfarria muy vistoso. Es realmente difícil, porque hay momentos en los que hay
cuatro voces que deben sonar lo más simultáneamente posible:
En la sección de la Discografía podremos escuchar este
Capricho a todos los violinistas, para poder comparar.
Capricho nº 15 en Mi m
La primera sección, de nuevo, está escrita en ritmo de Siciliana y en octavas. A señalar que se repite con otra figuración, en arpegios de fusas, como aparece al final de la partitura.
La segunda sección, en Sol M (relativa mayor), Está dedicada
al staccatto, con unas brillantes cascadas de notas descendentes de gran
efecto:
Capricho nº 16 en Sol m
Este capricho también es bastante corto y tal vez uno de los
más asequibles (que no fáciles) de la serie. Se trata de un moto perpetuo de
veloces semicorcheas separadas en detaché, con una articulación robusta y cuya
mayor dificultad estriba en la rápida alternancia entre cuerdas y en los
irregulares acentos que vienen un poco "a destiempo"
Capricho nº 17 en Mi b M
Este también es uno de los caprichos más conocidos. Tras una
mínima introducción viene la primera sección, una ingeniosa alternancia entre
veloces escalas ligadas en el registro agudo, contestadas por dobles cuerdas en
el registro grave. La verdad es que es un pasaje original y delicioso.
La sección central, escrita en Do m (relativa menor) es otra
cosa. Se trata de un diabólico pasaje en veloces octavas, uno de los pasajes
más difíciles de todos los caprichos:
A la dificultad de las octavas en sí, se une que se han de
hacer con otra digitación diferente de la habitual, por la rapidez del pasaje.
Una barbaridad, vaya...
Capricho nº 18 en Do M
Este capricho comienza por una sección titulada
"Corrente", con unos arpegios con la indicación de ser tocados en la
cuarta cuerda. El efecto recuerda a una llamada de trompa de caza o algo
parecido:
Luego viene la parte principal, que es un estudio de dobles
cuerdas en terceras bastante rápidas. Es uno de los caprichos más provechosos
si quieres practicar este tipo de pasajes.
Capricho nº 19 en Mi b M
Este capricho guarda un cierto parecido con el 17. Además de
que coinciden con la tonalidad, ambos, tras una pequeña introducción, presentan
la alternancia entre notas agudas y graves. En este caso, con un gracioso
diseño en notas repetidas
Como ocurría en el 17, la parte central está en Do m y
también está escrita en veloces semicorcheas. Pero en esta ocasión no son
octavas, sino notas simples. Pero con la dificultad de que tienen que tocarse
todas en la 4ª cuerda. Y algunas notas son muy agudas, con lo que existen
saltos realmente grandes. Y como pasaba con el otro capricho, se vuelve al
diseño inicial tras el fragmento rápido
Capricho 20 en Re M
Otro de los caprichos más célebres. La parte inicial (que se
repetirá da capo al final) es una melodía que recuerda a una gaita o zamfoña,
una melodía aguda sobre una nota mantenida en el grave:
La parte central, más rápida y en Si m, es bastante célebre,
seguro que la recordáis:
Capricho nº 21 en La M
Este capricho consta de dos partes, ambas en La M. La
primera, lenta, es una bella melodía escrita en dobles cuerdas en intervalo de
sextas, primero en el registro grave, para ser repetido más tarde en el agudo.
Es el primer capricho que se dedica al intervalo de sextas:
La segunda parte, más rápida, está escrita en veloces
semicorcheas en staccatto (a estas alturas ya sabemos lo que es, ¿no?)Capricho nº 22 en Fa M
La segunda parte, más rápida y en Re m, emplea de nuevo el
staccato, pero del tipo saltado:
Capricho nº 23 en Mi b M
La brillante primera parte es todo un desafío de octavas,
con grandes saltos, glissandos cromáticos, etc
Mientras que la parte siguiente está en Do m y tiene un
carácter diferente. El tempo es el mismo, pero las figuras son más pequeñas,
por lo que parece que sea más rápida. Aparecen acordes y rápidas alternancias
de cuerdas.
Capricho nº 24 en La m
El más célebre, sin duda. Si preguntamos por Paganini,
seguro que es la melodía que todo el mundo asocia al compositor. Se trata de un
tema con variaciones. El tema:
La 1ª variación, un chispeante despliegue de notas cortas:
La 2ª variación sorprende por la alternancia entre dos notas a distancia de semitono, en dos cuerdas diferentes, creando un efecto como de desafinación:
La 3ª nos presenta el tema en octavas, tocadas exclusivamente en las dos cuerdas más graves
En la 4ª nos aparece un diseño cromático en el registro más agudo:
La 5ª presenta una alternancia o diálogo entre agudo (en octavas) y grave:
La 6ª es una rápida sucesión de escalas ligadas en terceras y, más tarde, décimas. La décima es un intervalo incomodísimo por la gran extensión de la mano. Imaginad encima que ha de ser tocado muy rápido...
La variación 7ª supone un pequeño respiro después de la anterior. Alternancia entre diferentes registros:
La 8ª es una sucesión de incómodos y ásperos acordes de tres notas:
En la 9ª nos aparece por vez primera en los caprichos el recurso del pizzicato de mano izquierda. Algunas notas se tocan con arco, muy cortas, y el resto todas en pizzicati:
La 10ª variación parece fácil, pero por su registro extremadamente agudo es realmente comprometida
Y la traca final, la última variación tiene un poco de todo, y acaba brillantemente con el capricho y con toda la serie:
Discografía comparada
Salvatore Accardo. Un clásico. Tuvo la suerte o la
oportunidad de fichar por DG y grabó todo Paganini con esta firma, y además con
un sonido magnífico. Pocas pegas se le pueden poner a sus versiones, tiene
técnica más que sobrada para enfrentarse a estas piezas y realmente las
defiende con garantías
James Ehnes. Violinista canadiense relativamente joven, la
verdad es que me encanta. Tiene una técnica prodigiosa y, sin extravagancias,
consigue una lectura muy equilibrada de estas obras. Escuchado justo después de
Accardo, su versión se nota más juvenil, con algo más de fantasía:
Ivry Gitlis: la historia de esta grabación es bien curiosa. Grabado hace muchos años, en su momento a
Gitlis no le gustó el resultado, y fue hace muy poco que autorizó su edición.
El sonido es bastante deficiente, pero la entrega que se le nota al violinista,
que parece que esté improvisando, es impresionante. Según lo que cuenta él
mismo, cuando accedió a hacer la grabación, se dio cuenta de que había muchos
caprichos que no había tocado en su vida. Por lo que tenía que estudiar por la
noche el capricho que tenía que grabar al dia siguiente... todo un personaje.
No esperéis limpieza ni pulcritud, es una lectura, pero intensa y viva como
todo lo que hacía.
Leonidas Kavakos. Qué versión tan diferente de la de Gitlis.
Es perfecta desde todo punto de vista. Con ritmo impecable y una construcción
de los acordes limpísima. Y en el resto de caprichos, lo mismo. Una referencia.
Alexander Markov. Desconozco si este audio corresponde al
video en el que toca los 24 caprichos en vivo, en un teatro. Si no los
conocéis, buscadlos en Youtube porque vale la pena verlo en acción. Si viéramos
a Paganini, lo más seguro es que se le pareciera mucho. Espectacular. La verdad
es que no he oído a Markov en otros repertorios (tan solo en un disco de piezas
de Tchaikovsky), pero en Paganini es una versión muy indicada.
Midori. Perfección absoluta pero algo fría, la verdad. Falta
de fantasía. Tiene una cierta tendencia (no en este capricho)a tocarlo todo
demasiado dulce, demasiado bonito. Y no creo que le vaya muy bien a esta
música.
Shlomo Mintz. Algo tramposo, la verdad. Aparte del detalle
que mencioné anteriormente, de eliminar las ligaduras con todo el morro, es que
la grabación es sospechosamente artificial, si la escucháis con auriculares, el
sonido del violín una vez aparece por la derecha, otra vez por la izquierda,
etc... da la impresión de que ha habido más de un corta-pega en esta grabación.
Y su manera de tocar es algo tosca, con el arco algo machacón, demasiado "chafado"
todo.
Itzhak Perlman. Yo todavía estoy esperando encontrar alguna
cosa que Perlman toque mal, pero no hay manera. Ya sea Bach, Paganini, Elgar,
Beethoven, jazz, música klezmer... y a cada cosa su estilo. Si hubiera que
ponerle alguna pega, se nota que hay algunos que se los sabe mejor que los
otros, los más famosos. Pero no porque los otros los toque mal, sino que
algunos en particular están sobresalientes.
Ruggiero Ricci. Otro especialista en este repertorio.
Seguramente el que más rápido toca y más infalible. Más bonito se puede tocar,
más limpio también. Pero más rápido, lo dudo. Es que no tiene ni paciencia para
aguantar los silencios, se tira encima de los pasajes...
Thomas Zehetmair. Otro violinista impresionante. Lo ha
grabado todo y, aunque algunos repertorios le van más que otros, muestra
siempre una enorme originalidad y no sigue ninguna tradición. Esta es la
grabación más antigua suya. Hace poco ha hecho otra en la que añade dificultades,
por si no había pocas. Hay otras versiones más perfectas, de todas formas.
Frank Peter Zimmermann. Por ejemplo, éste es mucho más
perfecto. Como comenté en Ysaye, es un violinista muy equilibrado y sólido, las
cosas las tiene muy pensadas y, además, tiene técnica de sobra para
realizarlas. Una gran versión también.
Muy muy interesante estos artículos y estas criticas, de hecho me abrió los ojos a muchas cosas, alguien a quien admiro aunque ya murió es a yeduhi menuhim, no era muy expresivo pero fue el mejor de su época según mi criterio, me encanto este articulo.
ResponderEliminarPues muchas gracias por participar. Que yo sepa, Menuhin no llegó a grabar la integral de los caprichos. Pero permíteme disentir acerca de tu opinión sobre Menuhin. Si en su juventud es cierto que se le podría achacar una cierta frialdad, aunque con un dominio técnico apabullante, al paso de los años me da la impresión de que se cambiaron totalmente las cosas: en su madurez lo encuentro de una expresividad enorme, aunque a costa de una serie de problemas técnicos evidentes (fragilidad del sonido, arco inconsistente y poco controlado a veces, un cierto exceso de portamenti...). En todo caso, la personalidad de Menuhin y su importancia supera con mucho el mundo del violín, siendo un enorme músico con mayúsculas.
EliminarY de nuevo gracias por comentar.
Impresionante todo, desde los autores con sus obras hasta los comentarios que hasta parece que se desprendieran de las mismas variadas interpretaciones.
ResponderEliminarCiccio Romero
aqui les dejo algo didactico para los colegas violinistas, saludos
ResponderEliminarMuy interesante blog. Me gustaría conocer su opinión sobre la versión de Augustin Hadelich. A mí me encanta.
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