En esta segunda entrada dedicada a una posible discografía
comparada de las Sonatas y Partitas me centraré en las que están interpretadas
con violín barroco. Me ha parecido conveniente agruparlas de esta forma, ya que
mezclar los dos tipos de interpretación hubiera llevado a confusión a más de
uno, por el diferente sonido y afinación de estas versiones y las otras.
Monica Huggett. La verdad es que no puedo decir muchas cosas
buenas de esta grabación. Me parece que la obra le viene muy muy grande a la
violinista. Los tempi son muy lentos, pero me da la impresión de que no es así
por una convicción propia, sino porque más rápido no le sale. Los acordes están
todos arpegiados con una extrema prudencia, para que suene más o menos bien. Y
eso hace que el ritmo se resienta sobremanera.
Escuchemos, por ejemplo, la Bourrée de la 1ª Partita:
Cuesta seguir el ritmo de la Bourrée. Cada vez que hay un
acorde difícil (y en esta pieza hay muchos), el ritmo se para, la violinista
coloca trabajosamente los dedos y hace el acorde. Comparemos con Kuijken, por
ejemplo (o con Grumiaux, en el otro post) y veremos como no hace falta hacer
todo esto.
O la fuga de la 1ª Sonata:
A lo ya señalado anteriormente, en cuanto a que pierde mucho
tiempo antes de cada acorde, hay que sumar que, en los episodios en los que
desaparecen los acordes y son series de semicorcheas todas iguales (minuto 0:23
del ejemplo), se me escapa el motivo por el cual las toca de esta manera tan
errática: ésta larga, ésta más corta, ahora corro, ahora me paro... No acabo de
ver la razón, la verdad. Una cosa es tocar mecánicamente y otra muy diferente
ese caos.
Pero lo que me saca de quicio y me pone de los nervios es la
manía de hinchar absolutamente todos los sonidos en los movimientos lentos.
Escuchemos el Adagio de la 1ª Sonata:
Dejemos de lado que cada vez que hay un acorde lo arpegia de
manera diferente: una vez se queda un rato en la nota grave, otra en la
superior, una vez de dos en dos, etc. Algún motivo musical habrá en todo esto.
Pero es que lo de que cada vez que hay un sonido largo haya que hincharlo, como
si tuviera un potenciómetro y estuviera jugando con él, se convierte en un
vicio que me cuesta aguantar.
Al principio dije que no había nada bueno en esta versión,
pero la verdad es que no es así. El sonido es bonito y siempre redondo (claro,
como se toma tanto tiempo en cada acorde, así cualquiera), y la afinación es
perfecta. Y esto último no es poca cosa, os lo aseguro. Es una lástima que las
excesivas precauciones que se toma y la manía ya señalada de hinchar todo
empañen lo que podría haber sido una buena versión.
Sigiswald Kuijken. Antes de que se sacara de la manga la
viola da spalla, sobre el que hay una buena controversia (¿viola da spalla,
violoncello da spalla, viola pomposa, violoncello piccolo...?), Sigiswald
Kuijken era ya un violinista magnífico, uno de los nombres míticos de la interpretación
con instrumentos originales. Y su versión de las Sonatas y Partitas es de las
mejores. Aquellos que piensen que con el violín barroco no se puede tocar
afinado, bonito e incluso virtuoso ya se pueden ir callando.
Escuchemos uno de los movimientos más difíciles, la Bourrée
de la 1ª partita:
Recordemos los apuros que pasaba Monica Huggett en cada uno
de los acordes. Pues bien, Kuijken no tiene ningún problema, y aparte de estar
muy bien ejecutado, la pieza tiene un ritmo de danza increíble.
O la manera en que toca el Adagio de la 1ª Sonata:
Ahora resulta que no hace falta hinchar notas, se puede
tocar a tempo y encima incluso vibra ligeramente alguna que otra nota. Por que
lo del vibrato en la época barroca no es o todo o nada, el vibrato se usaba,
sí, pero con mucha moderación, como un ornamento más, en algunas notas
destacadas.
Y en uno de los movimientos rápidos, en concreto la Giga de
la 2ª Partita:
No se le nota ningún problema, y lejos de tocarlo
mecánicamente, todavía le sobra para introducir un ligero rubato en algunos
puntos destacados, y en todo momento tenemos un impulso danzable
característico.
Una grandísima versión, y además con un espléndido sonido.
Tal vez demasiada reverberación , pero incluso ésta no parece artificial, sino
producto de la sala de grabación empleada.
Viktoria Mullova. He tenido mis dudas a la hora de incluir a
Viktoria Mullova en este post. Para el que no la conozca, Viktoria Mullova,
violinista rusa, tuvo un extraordinario comienzo en su país ganando el Concurso
Tchaikovsky brillantemente y, tras una serie de grabaciones en ese mismo
estilo, tras emigrar al oeste, su carrera ha ido tomando una serie de cambios
curiosos. Por una parte, se ha aficionado a tocar cierto repertorio de una
manera muy diferente a como hizo en sus principios (de hecho, había grabado
algunas de estas Sonatas y Partitas con violín "moderno"), con arco
barroco y cuerdas de tripa. No sé si también ha hecho una transformación
interna de su instrumento, o sea, una reconstrucción a como fue en un
principio(cambio de barra armónica, alma, inclinación y longitud del mástil) o
simplemente ha seguido utilizando un instrumento "híbrido". El caso
es que esta grabación parece historicista, el violín está afinado más grave y
suena a barroco.
Su manera de tocar también ha cambiado totalmente desde sus
comienzos de virtuosa. Pero sigue habiendo algo que falta. A ver si lo
encontramos.
Fuga de la 1ª Sonata:
Técnicamente no puede haber ningún reproche. La afinación es
impecable, como no podía ser menos siendo quien es. El tempo es bastante
rápido, y toca absolutamente todas las notas, no se deja ni una. Sospecho que
su técnica de arco sigue siendo la del violín moderno, me cuesta creer que con
el arco barroco que aparece en la foto se puedan hacer esos acordes tan
limpios.
La Chacona de la 2ª Partita.
De nuevo podría ser la mejor ejecución de las que he
escuchado en violín barroco. Pero me suena algo fragmentada, algo distante.
Aburrida, tal vez. O, y creo que he llegado al quid de la cuestión, demasiado
controlada, con una atención excesiva a no expresar, a que no quede una versión
romántica. Ya no se trata de que no vibre, es que prácticamente no se permite
ni la más mínima licencia ni el más mínimo rubato.
Escuchemos, por ejemplo, uno de los movimientos
"fáciles", la Double de la Sarabande de la 1ª Partita:
Yo creo que va a ser eso, es una versión demasiado cohibida,
demasiado controlada, aburrida a fin de cuentas, con ese afán de no salirse del
camino recto...
Lo que pasa es que como técnicamente es una violinista
extraordinaria, pues a fin de cuentas se nos plantea un dilema, que consiste en
que se le perdona esa posible sequedad, a cambio de que técnicamente la versión
es impecable, sea cual sea la dificultad de la pieza. Siempre se nos quedará la
duda de que si tocara con violín moderno y sin complejos, sería una versión muy
diferente. O no...
Rachel Podger. Para mí la mejor entre las versiones más
modernas, a la misma altura de la ya famosa de Kuijken.
Esta chica tiene una técnica increíble. Escuchemos, por
ejemplo, el Final de la 3ª Sonata:
Tocado a una velocidad estimable, el golpe de arco es
perfecto, así como la afinación y la limpieza en los cambios de cuerda.
Pero es que además cuando hay polifonía, la resuelve de
manera magnífica. Escuchemos la fuga de la 2ª Sonata:
El motivo está perfectamente delineado, en todas sus
apariciones, y el ritmo es perfecto. Entendiendo lo de ritmo no como pulso,
sino como la organización de las notas dentro de cada diseño, o sea, la
aplicación de pequeños rubati o desviaciones que hacen la versión muy variada y
musical.
Y en los movimientos lentos, como el Adagio de la 1ª Sonata:
A pesar de tocar con un pulso estable, consigue
"mover" la melodía, haciendo sonar las figuraciones más rápidas de
una manera casi improvisada. Incluyendo, de nuevo, ligerísimas cantidades de
vibrato.
El sonido de su violín es muy atractivo, tal vez no tiene el
lustre de Kuijken, pero ya no sé si es cuestión del instrumento, la grabación o
lo que sea. Una violinista magnífica, pues, de la que os recomiendo las Sonatas
de Mozart para pianoforte y violín, junto a Gary Cooper (sí, como el actor).
Elizabeth Wallfisch. Con esta violinista australiana no nos
cabe ninguna duda de si violín barroco o no. Su manera de tocar es
absolutamente idiomática. Aparte, otro rasgo diferente es que su violín está
afinado todavía más bajo que el resto de los violinistas de la comparativa.
Recordemos que el estándar de afinación es una convención bastante reciente, y
que incluso variaba de país a país, dependiendo a menudo del instrumental que
había disponible (órganos, instrumentos de viento, etc).
Escuchemos la Chacona de la 2ª Partita.
Lo primero que nos llama la atención, aparte de la extrañeza
inicial por lo grave de la afinación del instrumento, es el sonido, no tan
bonito como los otros violinistas, algo rasposo y nasal. Técnicamente está
bastante bien, con una buena afinación y un buen sentido rítmico. La gama
dinámica es bastante amplia: hay momentos muy suaves y otros más brillantes.
La fuga de la 1ª Sonata:
El tempo es muy lento, y los acordes también están tocados
de una manera bastante cautelosa (como Monica Huggett), pero el resultado no es
tan atractivo como esta última, el sonido sigue siendo algo rascado pese a la
velocidad empleada. La sensación al final es de que le cuesta tocar, una manera
de tocar algo trabajosa.
Y, por último, el Adagio de esta misma sonata:
Una cosa positiva es que su expresión es más auténtica que
la de la Huggett: por lo menos no hincha absolutamente todas las notas, como
hacía aquella.
Una versión más, con sus cosas buenas (buena afinación,
expresión adecuada) y no tan buenas (sonido no muy bonito).
Hola
ResponderEliminar¿Podría comentar algo dela de Menuhin?
No comparto tus apreciaciones. Cada interpretación tiene un transfondo de porque ...? Y tu apreciación o la mía es subjetiva, sólo valida para el que lo escribe...
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