El Concierto nº 6
sorprende por su instrumentación inusual: dos violas da braccio (las violas
normales de hoy en día), dos violas da gamba, violonchelo, violone y continuo.
Si en el 3º concierto Bach parecía querer demostrar las posibilidades de la
familia de la cuerda, en el 6º concierto hace algo inesperado al prescindir de
los violines y añadir, en cambio, dos violas da gamba. La viola da gamba era un
instrumento casi pasado de moda en la época en la que Bach compuso este
concierto. Pero es que asociada a las violas y con violonchelo, violone y
continuo, la sonoridad es oscura y algo arcaica.
Bach apreciaba la
viola da gamba: recordemos las magníficas arias dedicadas al instrumento en sus
Pasiones según S. Juan y S. Mateo, así como las sonatas para viola da gamba y
cémbalo. En cuanto a las violas, y al hecho de prescindir de los violines, es
pertinente recordar la bellísima Cantata BWV 18, con su instrumentación para 4
partes de viola.
Pero parece ser que la
inclusión de las violas da gamba obedece a algo más sencillo: el Principe
Leopold, su superior en Cothen, era aficionado a la viola da gamba. Ello
explica que la parte encomendada a las violas da gamba no sea de gran
dificultad, a fin de no poner en apuros a tan insigne destinatario. Y también
contaba entre sus amigos con el virtuoso del instrumento Christian Ferdinand
Abel.
Como siempre, aquí
tenéis la partitura. Y los ejemplos están tocados, de nuevo, por The Academy of
Ancient Music, con Christopher Hogwood
1º Movimiento (Sin
indicación de tempo)
El concierto está en
Si b Mayor. Lo primero que nos llama la atención, aparte de la melodía de las
violas, de la que hablaremos enseguida, es el acompañamiento, consistente en
una sucesión de notas iguales en las dos violas da gamba, en el chelo y el continuo,
que no cambian casi nunca. Es un acompañamiento rígido, algo mecánico, por así
decirlo.
Y sobre ese
acompañamiento las dos violas evolucionan con su melodía, que no se aparta ni
una nota de la tonalidad. Lo curioso es la manera en que está escrita: se trata
de un canon estricto: la segunda viola entra un poco después de la primera,
haciendo exactamente lo mismo. Ya hemos escuchado muchos cánones, pero la
peculiaridad de éste es que se produce a una distancia muy corta, a un
intervalo de corchea tan solo. Eso produce una especie de inestabilidad muy
curiosa: parece como si ambas melodías estuvieran muy ligeramente desplazadas,
como si se tratara de un efecto de eco muy inmediato.
Escuchemos el motivo
de la primera viola, extraído del conjunto:
Motivo 1